Escucha Ahora
Querida amiga,
El primer ejemplo de Kintsugi que vi fue la foto de una delicada taza de té de porcelana con grietas rellenadas con oro puro. Me encantó la combinación del estampado y el sorprendente toque del oro puro.
Así que cuando esta pieza llegó a mi mesa, la quise para nuestra portada de Reach UP. No sólo por su belleza, que quizá quieras enmarcar y colocar en algún lugar especial. Sino porque es una imagen que nos recuerda que, si bien cada uno de nosotros tiene heridas y cicatrices, la sanación de Dios es como “oro fino” que nos hace más hermosos que antes.
Mi deseo es que cuando la mires, recuerdes que tus heridas pueden ser sanadas mediante la verdad de la Palabra de Dios. Y eso, amiga mía de Reach UP, es más hermoso que el oro fino.
Gracias, Sandra Lett, por ayudarnos a imaginar y aceptar nuestra eterna belleza.
Bellamente aceptado,
Crystal Knapp
La tradición japonesa de remendar con oro la cerámica rota resalta las imperfecciones en lugar de ocultarlas. Kintsugi, o “unir con oro”, es una tradición de hace 400 años que consiste en reparar objetos rotos con oro. De esta manera, se hacen más fuertes, más resistentes e incluso más bellos que antes.
Esta filosofía no sólo aplica a la reconstrucción de objetos, sino también a la reconstrucción de las personas. Al igual que la taza de té de porcelana, empezamos siendo delicados y hermosos. Pero a veces la vida nos golpea con fuerza, y pensamos que las cicatrices nos hacen feas. Sin embargo, cuando Dios nos reconstruye, somos más fuertes y bellas que antes, como el oro de la cerámica.
Otra tradición, el Wabi-Sabi, también es valiosa. Consiste en aceptar los defectos y las imperfecciones y encontrar en ellos la belleza elegante y la alegría. Aceptamos la incertidumbre y la imperfección en nosotros mismos, y celebramos las nuevas fortalezas que hemos adquirido gracias a ellas.
Por último, el Kansha es el acto de expresar gratitud por nuestras buenas y malas experiencias, lo perfecto y lo imperfecto. Nos ayuda a adoptar una actitud positiva, independientemente de lo que estemos viviendo.
En resumen, el Kintsugi demuestra que las imperfecciones pueden llegar a ser bellas, y también útiles. Podemos vivir en el presente, viendo lo positivo en cada situación, lo que nos permite vivir más felices, más tranquilos y con más sentido.
“Él cura a los quebrantados de corazón y venda sus heridas”. SALMO 147:3
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