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Una de las muchas cosas que me gustan de Reach UP es que nuestros artículos no se limitan a un solo tema. Las mujeres tenemos muchos intereses y preocupaciones. Y como Dios nos ama y es nuestro creador, Él es en el centro de cada parte de nuestra vida. En este número cubrimos todos los aspectos de la persona, desde la ropa y la condición física, hasta los sueños y el estrés.
Si bien no encontrarás la frase “debes cambiar” en ninguno de los artículos, es necesario que se produzca un cambio para que puedas ascender al siguiente nivel. A veces nos resistimos al “cambio” porque nos resulta incómodo e incluso inoportuno. Tal vez sea porque sentimos que nos obligan a cambiar desde fuera, y eso ejerce presión. Pero si el cambio se produce desde adentro, no sentimos esa sensación negativa porque nosotros mismos hemos elegido cambiar.
Un bebé no para de crecer y desarrollarse, eso un ejemplo de cambio. A medida que el bebé va creciendo, quienes lo rodean pueden verlo desde afuera. Piensa en lo rápido en que la ropa les queda pequeña.
A esa imagen de un bebé en crecimiento vamos a añadirle estas dos ilustraciones: Camisetas y María Magdalena. ¿Y cuál es la relación entre ambas? Aquí está. ¿Te has fijado en que las etiquetas de las camisetas con calcomanías sublimadas tienen etiquetas que nos dicen que las lavemos del revés para obtener mejores resultados? ¿Por qué será?
Pues bien, el lavado implica agitar y enjabonar la ropa, para que la camiseta pase de sucia a limpia y de un mal olor a uno agradable. Pero si se te olvida y expones su exterior, esa bonita calcomanía se agrieta o se destiñe.
De adentro hacia afuera para un mejor resultado.
Lo mismo ocurre cuando Jesús entra en tu vida como Salvador. Él te limpia de adentro hacia afuera. La presión no recae sobre ti. Su Espíritu está trabajando en ti, perdonando tus pecados y cambiando tus deseos.
Aquí es donde entra María Magdalena. Si puedes ver “Los Elegidos” (Temporada 1, E1 y E2) entenderás más sobre María Magdalena. Su historia está presente en los cinco primeros libros del Nuevo Testamento.
La gente de su pueblo la veía como una mujer loca y demoníaca, pero Jesús vio a una mujer necesitada. Ellos no veían su potencial, pero Jesús sabía bien para qué había sido creada por Dios. Cuando ella estaba destrozada y afligida, Él la llamó por su nombre, y eso lo cambió todo.
El cambio vino por el poder de Jesús de adentro hacia afuera.
Adicciones, ejercicio físico, hábitos, actitudes… lo que sea. El cambio que viene de adentro hacia afuera dura y crea menos presión que tratar de verse bien por fuera ante los demás.
Una cosa más. No pienses que este tipo de cambio es como un cuento de hadas, que con una varita mágica y – ¡Puf!, has cambiado. Nada de eso. Todo bebé debe comer, dormir, aprender a gatear y a hablar. Aunque esas cosas son sencillas para un adulto, hacerlas requiere un gran esfuerzo para un bebé. Pero nunca verás a nadie colocarse al lado de un bebé que está dando su primer paso con un látigo. No. Verás a la madre dándole mucho amor y atención para que el cambio se produzca.
Así que, cuando leas sobre algo que te inspire a hacer un cambio, no te estreses por tratar de hacerlo realidad mediante tu voluntad o tus propias fuerzas. Háblalo con Jesús. Eso es la oración. Tal vez habla con un amigo o consejero si se trata de un cambio importante. Y después, da un paso a la vez.
Para mejores resultados, mira de adentro hacia afuera.
Crystal Knapp
Fundadora