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Aunque no quieres admitirlo, hay días cuando parece demasiado atender todas las necesidades de tus hijos. Y piensas en silencio, ¿por qué importa? Si les doy comida, ¿por qué tengo que hacer algo más? Tengo que fijar mis problemas primero antes de que pueda ayudar a otra persona.
O quizás estás cuidando a un niño que te ha dejado a punto de perder la esperanza. Has probado todo pero todavía se comporta mal y te tiene loca.
Después de enterar de un seminario donde nuestra autora habló de criar a los niños con el trastorno RAD (por sus siglas en inglés), le pedimos escribir sobre el asunto. Reach UP no sugiere que califiques o diagnostiques a tu hijo, pero estos consejos pueden ayudarte a entender el por qué y cómo manejar a los niños difíciles.
A mí me han mordido, rasgado, golpeado, pateado, y escupido más veces que puedo contar. Me han dicho que no soy justa, que odio a mis hijos, y que soy una madre horrible. Me han mentido, dañado y destruido miles de dólares de pertenencias, y me han robado. He encontrado rebanadas de pan, bolsas de dulces, y cajas de jugo innumerables escondidas bajo las camas o en las gavetas de tocadores. Me han gritado por horas sin fin. He sacado a más de un niño que perdió control en un lugar público, y he llevado a más de uno adentro para pedir perdón por robar algo mientras estuviera allí. He tenido que cancelar las citas de jugar, quedarme en casa cuando quería salir, y explicar a niñeras innumerables por qué mi hijo les amenazaría por algo insignificante. Si soy honesta contigo, hay unos días feos en la casa Homan.
Tenemos diez hijos, seis de los cuales están adoptados. Desordenados es nuestro segundo nombre. Ruidosos, ocupados, y a veces apestosos nos describen también. Con cada niño que adoptamos aprendemos la importancia de lo que pasa al comienzo de la vida de un niño. Los niños necesitan unirse con alguien, y para muchos, no hubo nadie. Los resultados son desgarradores.
Este tipo de abandono puede resultar en una condición llamada ahora Trastorno Reactivo del Apego o RAD (por sus siglas en inglés). Es más común en los niños que no han tenido a alguien con quien unirse durante los años tempranos. Si un niño (aun tan joven como un recién nacido) se ha sentido no deseado, pasado por alto, o se lo han dejado a criarse a sí mismo, una semilla de desconfianza puede crecer en un miedo de no confiar a nadie. Esto puede resultar en un niño que hace lo que tenga que hacer para sobrevivir y cuidarse. Puede robar, esconder comida bajo su cama, destruir pertenencias, ser reticente a compartir sus juguetes, o siempre querer más y más y nunca estar agradecido. Y si no se salen con las suyas, los niños con RAD pueden ser muy molestos y aun violentos.
¿Entonces cómo amas a un niño que está quebrantado? De la misma manera que amas a un niño no quebrantado.
- Ama sea lo que sea. Todos cometemos errores. Los niños necesitan saber que está bien cometer un error. Necesitan saber que les amarás aun cuando fallan. Recuerda a tu hijo todos los días con palabras cariñosas, notas en sus loncheras, o abrazos al salir de la casa, que le AMAS y no hay nada que puede cambiar eso.
- Perdona. Perdona. Perdona. Los niños con RAD se meten en muchos problemas – en la escuela, en la casa – por toda parte. Si te enojas y le guardas rencor, no vas a poder ayudarle. Entonces perdona, perdona, y perdona otra vez. Todos necesitamos perdón. (Efesios 4:32)
- Cumple con tu promesa. Cada vez que prometes algo y cumples con ello, estás mostrando a tu hijo que eres confiable. Y más que confía en ti, más que te abre su corazón a ti.
- MÍRALES. ¿Sabes el color favorito de tu hijo? ¿Su deporte favorito? ¿Su muñeca favorita? ¿Su camiseta favorita? Aprende de tu hijo e involúcrate en sus gustos. ¿No estás segura de lo que le gusta? ¡PREGÚNTALE! ¡A los niños les gusta compartir sus gustos y deseos con sus padres!
- No reacciona. Mejor, responde. Hace años estuve en la tienda y mi hijo me gritaba mientras lo empujé en el carrito. Con cada patada de los pies y sacudida de los brazos, me sentí más y más avergonzada. ¿Qué pensaría la gente de mí? Sentí hervir mi ira. Me puse más y más molesta. Empecé a lagrimear. Y después Dios me habló, “Niki, no puedes controlar cómo él se está portando, pero puedes controlar cómo respondes.” Entonces, respira. Ora. Y luego, sólo cuando tienes tus emociones bajo control, debes responder.
Recuerda, las relaciones familiares pueden ser desagradables, pero la familia VALE LA PENA.
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