Escucha Ahora
Espero que disfrutes de esta edición especial de Home Life. Créeme, no hace falta que vivas en una casa de diseño para sacarle provecho a estos artículos. ¡En lo absoluto! Nuestro objetivo es inspirar a las lectoras de Reach UP que vivan cualquier tipo de vivienda. De hecho, esto es parte de nuestro ADN (de nuestras bases), un valor fundamental de Reach UP.
Cuando vivía en un apartamento compartido en el centro de Nueva York, también conocido como gueto, me propuse que mi lado fuera lo más hogareño posible. Para que te hagas una idea, tenía techos de cuatro metros, lo que me permitía tener un altillo de metro y medio sobre el salón, lo suficientemente grande para mi cama. En invierno hacía muchísimo frío, en parte porque la luz del día (y el viento) se colaba por la pared podrida junto a la bañera. El mayor agujero en el suelo (se podía ver el sótano) estaba justo enfrente de la nevera.
Con poco dinero y sin ninguna habilidad para arreglar estos problemas, me centré en limpiar. Compré un cubo de fregar, una fregona y un limpiador fuerte (TSP), y limpié las paredes. La suciedad caía literalmente a chorros por las paredes. Luego metí lana de acero en los agujeros, lo que frenó a las ratas. Fui de cacería en busca de muebles y encontré un cabecero ancho de dos patas y lo coloqué contra la pared como estante para velas y fotos familiares.
Durante cuatro años, ese fue mi hogar. Era tranquilo y tan bonito como yo podía hacerlo. Mis amigos se sentían a gusto cada vez que iban. No importaba que nos sentáramos en sillas destartaladas. Nos reíamos hasta casi caernos de ellas.
Mis experiencias en el centro de la ciudad me enseñaron a convertirme en maestra de lo que yo llamo “Visión Selectiva”. Me centré en ver lo que era bonito, no en lo que estaba mal o era feo. Es una habilidad que sigo utilizando hoy en día. La visión selectiva me ayuda a contentarme con lo que me rodea y a alegrarme de cualquier pequeña mejora que pueda hacer. Estoy satisfecha, aunque no esté todo hecho, y me niego a comparar mi entorno con el de los demás.
Prueba tú también la visión selectiva. Pega en la pared un cuadro colorido que te guste. Deja que te alegre, aunque no esté enmarcado. Pon una flor en un vaso sobre una mesa vacía. Haz tu cama. Barre la basura. Fíjate en las mejoras y no en lo que aún queda por hacer. Entonces sentirás una nueva alegría y satisfacción.
Deja que nuestros escritores te inspiren a hacer de tu espacio un trocito de hogar que refleje tu personalidad y se convierta en una fuente de paz personal.
Hay algo más en lo que quiero que pienses. Dios nos mira con Visión Selectiva. Cuando creemos que Jesús es el Hijo de Dios y le pedimos que nos perdone, Dios ya no ve nuestra versión pecadora. En vez de eso, Él ve Selectivamente a Jesús frente a nosotros. Nuestra inmundicia ha sido sustituida por la perfección de Jesús. No puede haber nada mejor que eso.
Que veas belleza todos los días,
Crystal Knapp
Jefa de edición, ReachUP