Por Nena Podbury
La Biblia te anima mientras trabajas y crías una familia
Mi despertador suena y me levanto de la cama. Agarro a mis dos hijos y los llevo abajo para el desayuno (jugo y una barra de cereal para mí). Después de darles de comer a mis hijos, prendo el televisor, esperando que 20 minutos de caricaturas los entretendrán para darme tiempo para bañarme y vestirme.
Pues no. Tengo que resolver un argumento entre mi hijo de 3 años y mi hija de 13 meses, vestirlos, ponerlos en el carro (¡ay!) y llevarlos a la escuela. Cada uno va a su aula, ¡y hasta recordé traer los pañales, las toallitas, y la nota de permiso!
Y ahora me voy al trabajo. Llego a mi cubículo a tiempo para enviar un correo electrónico con la agenda y la presentación de PowerPoint para la reunión mañana. ¡Y sólo son las 9:47 a.m.!
Si esto te parece una mañana típica, a lo mejor eres una madre trabajadora también.
Y por cualquier razón – sea que necesitas el dinero o te gusta tu trabajo – no es fácil criar una familia y trabajar. En cualquier día te puedes sentir frustrada, agotada, y estresada.
Una emoción que siento – y quizás tú también – es CULPA.
Aun después de meses de hacer la rutina de llevar-a-los-niños-a-la-escuela-e-ir-al-trabajo, sigo preguntándome: ¿Tomé la decisión correcta? ¿Estarán bien mis hijos? ¿Paso demasiado tiempo sin estar con ellos? ¿Me reconocerán cuando los recojo?
Después de muchos episodios emocionales y llorar muchas veces en el baño, tomé la Biblia. La palabras de Isaías 40:11 me animan: “Lleva en brazos a los corderos y guía con cuidado a las ovejas.” ¡Wow! Es el consuelo que necesito: saber que Él, el Gran Yo Soy, me guía hoy y todos los días. Mientras pienso en este versículo, otros pensamientos vienen a la mente:
- Él me ama.
- Él ama a mis hijos.
- Él me ayuda.
- Él guía el futuro.
Él es TIERNO conmigo mientras ando por esta etapa de mi vida.
Entonces cuando te sientes culpable por trabajar, recuerda esto: Tal vez no dominarás el arte de equilibrar tu carrera y criar a los niños, pero tienes a un Dios que te ayudará. Te tomará de la mano y te guiará con cuidado cada día.
Entrega a tus hijos a las manos de Dios. Abre la Biblia y declara estas promesas:
1 “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes,” afirma el Señor, “planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.”
Jeremías 29:11 (NVI)
2 “Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano.”
Juan 10:27-28 (NVI)
3 “Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos.”
Hechos 16:31 (NVI)
4 “El Señor mismo instruirá a todos tus hijos, y grande será su bienestar.”
Isaías 54:13 (NVI)