Escucha Ahora
Hay algo cálido y acogedor sobre la luz, especialmente durante las vacaciones. Nos sentimos atraídos por las luces navideñas que abrazan las casas y cubren los árboles. Echamos un segundo vistazo a los objetos brillantes, ya que reflejan la luz en una ventana de vacaciones. Miramos hacia arriba a la chispa de la luz de las estrellas que decora el cielo de invierno como un collar de joyas. El suave resplandor de un fuego nos envuelve en comodidad. La luz de un poste de luz ó de un porche delantero nos tranquiliza y nos da la bienvenida.
La luz trae alegría a nuestros corazones.
Para algunos, la luz viene en otra forma. Leer la Palabra de Dios trae iluminación. Su brillo nos calienta, nos anima e ilumina porque es la carta de amor de Dios para nosotros.
La luz en la oscuridad parece darnos una señal, un rayo de esperanza.
Al considerar el significado de la Navidad, no podemos evitar celebrar el regalo de Dios de su Hijo, Jesús. Dios mismo bajó del cielo porque quería una relación con nosotros. Quería compartir el don de la luz y la vida con nosotros a través de su Hijo. Como la letra de una canción dice: “Luz del mundo, te bajaste en la oscuridad”. (Escrito por Michael W. Smith y Paul Baloche.) ¡Qué agente de cambio!
Ese acto de amor es la razón por la que nos tomamos el tiempo para expresar nuestra gratitud en el Día de Acción de Gracias y celebrar el regalo del cielo en Navidad. La luz de Jesús es la esperanza para todas las personas en todas partes. Somos amados. Somos deseados. Estamos envueltos a la luz de su amor.
