Carta de la Editora – Verano 2014

Por: Crystal Wacker

Escucha Ahora

Dios nos habla de diferentes maneras, y para mí, parece que sea con una sola palabra. Muchas veces cuando estoy orando por algo o describiendo un evento, solo una palabra viene a la mente. Mientras preparaba esta edición, la palabra “rodear” me vino a la mente. Me parece una palabra cariñosa. El diccionario dice que significa “circundar; cercar.”

La adopción es introducir a un niño al círculo de una familia. Es verdad para las familias terrenales tanto como para las espirituales. Dios nos rodea con Su presencia y se nos acerca. Nadie puede decir que Él adopta a los niños buenos solamente. Nos ve como somos – quebrantados, llenos de problemas – ¡un desastre! Está dispuesto – de hecho, está desesperado – a adoptarnos.

En esta edición conocerás a Nicole, una madre quién ha adoptado a varios niños con problemas. Más que aprendo de ella, más que sé que ella y su esposo enseñan a sus hijos (y a otros) el carácter de Dios. No importa lo que esos niños hagan, están rodeados de amor. ¿No crees que si pudiéramos mirarlos en una cámara para internet, veremos muchos abrazos en su casa?

Los abrazos son círculos humanos, ¿verdad? Los brazos en forma de un círculo atraen a la gente para que se sienten el calor humano.

Eso nos lleva al artículo sobre las cosas que decimos. ¿“Abrazan” tus palabras a los que amas? Sí, tenemos que pensar en eso. Lo que decimos a otros es importante. ¡Las palabras pueden rodear a otros para que se sienten invitados, o pueden ser como un alambre de púas y emiten una advertencia de no acercarte!

Ojalá que te conociera personalmente. Quisiera animarte y darte un abrazo – rodearte con aceptación. Sé que tal vez no será posible en esta vida. Me alegro que gracias a Jesús somos una familia para siempre (un vistazo del significado de vida eterna). Déjame compartir esta oración/poema contigo y abrazarte.

Con cariño y abrazos,
Crystal Wacker

Rodéame, Dios.
Con la protección. Y aléjame del daño.
Rodéame, Dios.
Con la esperanza. Y aléjame de la duda.
Rodéame, Dios.
Con la luz. Y aléjame de la oscuridad.
Rodéame, Dios.
Con la paz. Y aléjame del mal.
por David Adam

Puede encontrar este artículo y más en la Edición de Reach UP: Verano 2014

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