¡Ámalas! Celebrando la Navidad con Las Personas Difíciles

Por: Carla Ives

Nunca he pasado una Navidad tan solitaria como ésa.

Estaba sentaba en el piso al lado del árbol de Navidad, llorando. El silencio me abrumaba. Más temprano en el año mi esposo y yo habíamos invitado a una pariente a vivir con nosotros porque vivía una crisis. Sacrificamos mucho para darle a ella una oportunidad para cambiar su vida. Al llegar la Navidad, ella había roto mi corazón, causado una división entre mis padres y yo y puesto una tensión entre los otros familiares. Esa mañana ella estaba gozando la Navidad con toda mi familia – menos yo.

¡Tod se sentía… tan injusto!

Aprendí algo esa Navidad – el valor de la familia. Tener familiares difíciles, imperfectos y frustrantes es mejor que no tener ningún familiar.

Durante ese año traté de evitar reuniones familiares porque eran tan incómodas. Cada situación era estresante a causa de ella. Aunque yo la quería, pensé que era vergonzosa y siempre me dejó con un dolor de cabeza. Muchas veces pensé que la vida sería mejor y más fácil sin tenerla en estas reuniones. Extrañaba los días cuando ella estuvo separada de nuestra familia.

Dos años después, ella fue a vivir en una residencia de vivienda asistida dónde podía recibir la ayuda que necesitaba. Se negó a cambiar y no había nada que pudiéramos hacer.

A pesar de esto, yo la extrañaba esa primera Navidad que no estuvo con nosotros. ¡Me sorprendí mucho! Sí era difícil llevarse bien con ella, pero era parte de la familia. Causó estrés y tensión en cada reunión familiar pero merecía su lugar alrededor del árbol de Navidad con nosotros. ¡También sentía pena no tenerla allí!

Los días festivos son una buena oportunidad para reunirnos con nuestros seres queridos. Pero, para muchas mujeres, son los días más temidos del año. Reuniones familiares pueden significar momentos incómodos, conversaciones difíciles y enfrentamientos inevitables con familiares frustrantes. Pueden recordarles de la familia que deseen tener pero no tienen. Se abren viejas heridas y se causan unas nuevas. Evitar estas ocasiones parece ser una buena idea…

Pero en vez de pasarlas por alto podemos aprender a disfrutarlas. ¡Sí, es posible! Aquí hay unos consejos que aprendí y que te pueden ayudar a soportar a tus amigos o a tus familiares difíciles cuando se reúnen.

  • Prepárate. BHabla con Dios antes de que lleguen a tu casa. Pídele que te muestre cómo Él ve a cada persona. Pídele que te llene el corazón con Su amor para poderlos amar. Él te puede dar la paz y la fortaleza que necesitas. ¡Ya verás cuán diferente se ven y suenan tus familiares!
  • Ora por ellos. Ora que Dios les bendiga con alegría, verdad y amor. Ora por paz mientras estés con ellos.

¿Cómo las ve Dios?

  • Observa lo que está bajo la superficie. Puede ser difícil escuchar sus comentarios groseros o soportar su mal comportamiento. Normalmente son esas palabras y acciones que nos ofendan. Recuerda que a veces sus acciones están causadas por una herida o un vacío. Pídele a Dios que te ayude a enfocar en el dolor de su corazón y no en las palabras groseras o el silencio. Pídele por entendimiento espiritual para ver que esta persona necesita a Jesús y Su amor. Verás que ya no te sientes tan herida. Tal vez llegues a tener una relación más profunda con tu familia
  • Sé tú misma. Cuando nos reunimos con nuestra familia, muchas tendemos a volver a los viejos papeles, modo de hablar, actitudes, y comportamiento; seguimos la pista de otros. Pero no tienes que ser parte del chisme o defenderte o aceptar lo que otros llaman la verdad. Puedes escoger ser una fuerte mujer cristiana, aun en esa situación.
  • Trae a Cristo a la Navidad. Aun si tu familia no te permite orar o compartir tu fe, ¡puedes vivirla! Demuestra a tu familia la bondad, la gentileza, y el amor de Cristo. Busca oportunidades para servirles y bendecirles sin esperar nada a cambio. Nunca estás sola cuando tienes a Cristo en tu corazón. ¡Su presencia siempre está contigo!
  • Ámalos. A veces dejamos de amar a nuestros amigos o familiares porque nos han herido o han causado recuerdos dolorosos. Somos corteses y respetuosas pero guardamos las distancias. La clave para amar a las personas difíciles es aceptarlas como son. Es una pérdida de tiempo esperar a que cambien. Serán como son hasta que Cristo les cambie. No puedes cambiarles. Aunque rechazan tu amor, lo necesitan. Amarles no significa que dejas que te pisoteen, simplemente quiere decir que les estás abriendo tu corazón. Ya no tienes expectativas de ellos. Solamente quieres amarles y eso se sentirá mucho mejor que odiarles y estar amargada hacia ellos.

Tienes la estabilidad y la seguridad de un Padre Celestial quien te ama sin condiciones

¡Ser cristiana significa que has sido “adoptada” en una nueva familia! Tienes la estabilidad y seguridad de un Padre Celestial, un Hermano y un Amigo que te aman sin condiciones. El nunca te dejará ni te abandonará. No te hará daño ni te desatenderá. Nunca favorecerá a otro más que tú. ¡Tienes un nuevo árbol genealógico! Este hecho debe ayudarte a aguantar las complicaciones de las relaciones terrenales. ¡Eres amada! Recuerda que después de estos días festivos cuando regresas a la vida normal, puedes disfrutar tu buena relación con tu Padre Celestial.

Si nunca has aceptado a Jesús como tu Señor y Salvador, pero quieres ser miembro de esta nueva familia, no es difícil. Sólo dile a Jesús que crees que Él es el Hijo de Dios y que sabes que has pecado. Pídele perdón por tus pecados. Dile que lo quieres en tu vida. Él hará lo demás.

¡Que ésta sea la mejor Navidad que hayas tenido!

 

“Amor de Jesús, llénanos,

Alegría de Jesús, sorpréndenos,

Paz de Jesús, inúndanos,

Luz de Jesús, cámbianos,

Toque de Jesús, caliéntanos,”

Poder de Jesús, anímanos.”

por Angela Ashwin
El libro de mil oraciones (The Book of a Thousand Prayers)

Puede encontrar este artículo y más en la Edición de Reach UP: Invierno 2009

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