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Doy gracias a Dios para la madre de mi hija.
No, no hablo de mi misma. Hablo de la madre biológica de mi hija. Yo adopté a mi hija.
La madre biológica de mi hija fue una joven bella que vivía en la Ciudad de Nueva York, y por resultado de las dificultades en la vida, se hizo adicta a las drogas… y desafortunadamente fue VIH positiva.
Cuando se enteró que estuvo embarazada, ella pudiera haber dicho, “Voy a tener un aborto.” Pero no lo hizo. En vez, ella le dio a su hija el regalo más importante – la vida.
Mientras la madre biológica de mi hija tomaba la decisión de darle vida, yo Le oraba a Dios por un bebé. Yo había sido una madre de acogida para varios niños, pero nunca para un bebé.
Luego me dijeron de esta bebecita. Ella necesitaba un hogar permanente pero fue VIH positiva. Muchos me dijeron, “No la adoptes; será demasiado difícil.” Pero sé en mi corazón que ella era la beba que Dios tenía para mi. Estaba bien si yo tenía que cuidarle hasta que su cuerpo ya no funcionara y se fuera al cielo a conocer a Dios. La llevamos a nuestra casa un fin de semana durante la Pascua. ¡Era muy especial porque fue el domingo de la resurrección / nueva vida!
Los médicos me dijeron que ella sería VIH positiva y era posible que el virus pudiera revertir (salir de su sistema). Si eso pasara, no sería hasta que tuvo 18-24 meses. La llevamos a la iglesia y hicimos una oración sencilla para que Dios le sanara el cuerpo. ¡Ella salió negativa cuando tuvo su prueba de 6 meses! ¡Gracias a Dios por ese milagro!
Desde que era una peueñita, yo le decía a mi hija, “Tu madre biológica te dio vida. Estoy agradecida a ella y tenemos que darle honra.” Hasta hoy, ella honra a su madre biológica. También le dije a mi hija, “Yo Le oraba a Dios por una beba… ¡Dios te creó y me regaló a ti! ¡Estoy tan feliz!”
¡Dios tuvo un plan! De hecho, la trabajadora social me había contado, “Muchos se enojaron conmigo porque le ofrecí esta nena cuando usted no estuvo en la lista de espera.” Siguió, “Sentí en mi corazón que yo tenía que darle la oportunidad de adoptarla.”
Claro, cuando mi hija se hizo una joven tenía problemas con la idea de ser adoptada. ¡Pero todos tenemos problemas con algo! No era algo tan difícil que Dios no podía arreglar.
Mi hija acaba de cumplir 21 años. ¡Ella está muy bien! Tiene un buen trabajo en el mundo de la moda de la Ciudad de Nueva York. Ella vive sola… sana… y bien. Lo más importante es que tiene AMOR en su corazón. Un amor de su madre biológica y para ella, la que le dio vida. Y un amor de mi y para mi, la madre que la crió.
Hoy, mi hija y yo estamos tan agradecidas por su madre biológica. Ella murió unos años atrás, pero siempre le honramos. Debido a las circunstancias de su vida, ella no podía criar a esta nena, y eso estaba bien. Dios tuvo un plan para su beba. Esta madre le dio a la nena el mejor regalo – ¡le dio vida!
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La autora desea mantener el anonimato para el bien de su hija, y la memoria de la madre biológica de su hija.
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