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Mi esposa y yo recibimos un regalo hace doce años atrás – un hijo que llamamos Jacob. Teníamos una buena vida. Teníamos un matrimonio contento y trabajábamos en el ministerio a tiempo completo cuando Jacob llegó como parte de nuestra familia.
Nuestro hijo era brillante. Todavía no tenía dos años y sabía todos los colores, el nombre de los animales, y pudo contar hasta el diez. Yo era un papá orgulloso y sabía que él estaba camino a ser el primer médico en nuestra familia.
Estábamos tocando el cielo con las manos, y nos sentíamos que nada podía frustrar nuestros planes en esta carrera grande que corríamos.
Un día, nos dimos cuenta que toda el habla de nuestro hijo se iba disminuyendo. Al principio pensamos que no era gran cosa. Después de todo, era un bebé.
Durante una visita rutinaria al médico, se nos ocurrió por primera vez que pudo haber un problema con nuestro hijo perfecto. Nos refirieron a un especialista que podía observarlo en una situación social. Dijo que quiso ver cómo nuestro hijo respondió en un cuarto lleno de niños “normales”.
Mirábamos a nuestro hijo por la ventana. El médico no tenía que decir nada para que supiéramos que algo no andaba bien. El dolor era tan insoportable y profundo que apenas podíamos hablar en camino a la casa.
El autismo.
¿Dios, cómo puede ser? Trabajamos a tiempo completo para el ministerio. ¡No tenemos tiempo para el autismo!
Tengo que confesar que estuve enojado con Dios. “¿Por qué permitirías que esto nos pase a nosotros? Hemos pasado nuestra vida sirviéndote, Dios. ¿Y nos recompensas con el autismo?”
Nuestros planes, deseos, y sueños para nuestro hijo se quedaron destrozados. Yo pensaba ¿Fueron destrozados para siempre?,.
Después de un tiempo breve de conmiseración, pedimos perdón de Dios y buscamos su ayuda para ayudar a nuestro hijo. Nos dimos cuenta que teníamos que ser proactivos. Tomamos una clase sobre el autismo para entender mejor cómo podíamos ayudar a Jacob.
Sinceramente, era un tiempo oscuro en nuestra vida aunque estábamos decididos a hacer todo lo que pudimos para ayudar a Jacob. De verdad sentimos como que todos nuestros sueños fueron destrozados.
Como muchos, tuvimos grandes planes para nuestra vida. Y estos sueños y planes casi nunca incluyen los “¿Qué será…?” de la vida.
Para nosotros, sólo una frase – cuatro palabras del doctor: “Tu hijo es autístico” – cambiaron nuestra vida. El autismo invadió nuestra vida para siempre.
Si te encuentras en una situación semejante, está bien tropezar cuando la vida no te sale bien. Nos tropezamos, pero tuvimos que levantarnos. Quítate el polvo y con la ayuda de Dios, enfrenta la situación.
La conciencia del autismo es más común hoy en día debido de mayor parte al número de niños afectados. A unas familias famosas también les invadió el autismo.
Lo más importante que puedes hacer como mamá o papá de un niño autístico es educarte. Hay muchos recursos disponibles para educarte sobre este trastorno.
Buscar ayuda para tu hijo lo más pronto posible, esto es muy importante. Tuvimos la fortuna de descubrir este trastorno desde temprano, y por resultado, nuestro hijo recibió tratamiento y servicios especializados antes de su segundo cumpleaños. Esto fue crítico para el desarrollo exitoso durante su niñez.
Creo que el obstáculo más grande que los padres tienen con el autismo es superar el shock inicial. Como padres, tomamos personalmente el diagnóstico. Es una reacción natural. Pero quedarse en un regodeo de autocompasión puede retrasar la intervención temprana crítica que se necesita para poner a nuestros hijos especiales en el camino hacia un futuro más productivo.
Si lo crees o no, el autismo no es el fin del mundo. El Señor ha sido tan fiel. Hemos aprendido tanto del amor, misericordia, y paciencia de Dios por medio de la vida de este joven Jacob. No lo cambiaría por otro hijo en este mundo.
Estamos afortunados que hoy en día hay tantos recursos, grupos de apoyo, y programas que pueden ayudar a los padres que tienen dificultades con “qué hacer con este niño autístico”. Tuvimos que aprender mucho, y rápido. Si no fuera por nuestra fe en Dios y toda la ayuda que encontramos, no lo hubiéramos superado. Durante los momentos más difíciles, Dios nos dio a mí y a mi esposa la fortaleza e unidad sobrenatural.
Y hoy tenemos esperanza para un futuro brillante para nuestro hijo. Amamos el regalo de nuestro hijo.
APRENDE LAS SEÑALES DEL AUTISMO
Las siguientes señales de alarma pueden indicar que tu hijo corre riesgo del autismo. Si tu hijo demuestra cualquier de estas señales, consulta inmediatamente con tu pediatra o médico familiar para un examen:
- A los 6 meses o a partir de entonces no tiene grandes sonrisas u otras expresiones cálidas y de alegría
- A los 9 meses no reacciona ni comparte repetidamente sonidos, sonrisas y otras expresiones faciales
- A los 12 meses no balbucea
- A los 12 meses no hace gestos tales como señalar, mostrar, alargar la mano o saludar
- A los 16 meses no dice palabras
- A los 24 meses no formula frases de dos palabras con significado (sin imitar o repetir)
- A cualquier edad se presenta pérdida del habla, balbuceo o de habilidades sociales
Sabías que…
- 1 de cada 88 niños y niñas y 1 de 54 niños varones es diagnosticado con autismo
- Los casos del autismo están aumentando
- Este año se diagnosticarán más casos de niños y niñas con autismo que casos con SIDA, diabetes y cáncer pediátricos combinados
- Los niños tienen cuatro veces más probabilidad de tener autismo que las niñas
- No hay detección médica o cura para el autismo
Estos hechos y más información se encuentran en www.autismspeaks.org
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