Carta de la editora – Otoño 2011

Por: Crystal Wacker

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¡Qué tiempo maravilloso! Para muchos este tiempo del año significa días más frescos y árboles que cambian de color. Los niños regresan a la escuela, y esto da más estructura a los días. La estructura es buena porque nos ayuda a manejar el día, hacer tareas, y todavía dejar tiempo para las cositas que nos agradan.

Joselyn Ward nos enseña cómo evitar el estrés de las mañanas al planear desde la noche anterior. Y hablando de las noches, a nadie le gusta tener pesadillas, mucho menos a nuestros hijos. Guarde sus mentes controlando los programas que miran por televisión.

La maestra Julie Livingood (¡me encanta su nombre!) explica por qué las películas de terror no son apropiadas para los niños. Aunque esté disponible, no significa que es buena. Todos tenemos que tomar decisiones de lo qué es saludable mirar y en qué debemos pensar.

Salmos 101:3 es una guía para cualquier persona de cualquier edad. “No quiero poner los ojos en la maldad que me rodea. No quiero nada con los desobedientes. ¡Odio todo lo que hacen!” Sigue el versículo 6, “Pero sí me juntaré con la gente obediente de este país.”

La Biblia sirve como una guía para vivir. Si eres como muchos, tal vez no hayas leído mucho de la Biblia y quizás es difícil entenderla. Te cuento un secreto. ¡Aprendí la mayoría de las historias de la Biblia por medio de un libro de cuentos bíblicos para niños!

Es verdad. Todo empezó cuando era niña. Todos los días, antes de la escuela, mi mamá me leía una historia de la Biblia y oraba conmigo. Me recuerdo un día cuando estuve en el sexto grado, me enojé porque mis padres insistieron en tener tiempo devocional (eso es lo que llamamos leer la Biblia y orar) aunque significaba que yo llegaría tarde a la escuela. Ahora me doy cuenta que el tiempo devocional eran una prioridad absoluta para mis padres y NADA iba a cambiarlo – ¡ni siquiera si yo malgastaba el tiempo y llegaba tarde! Dios siempre era la prioridad.

Mientras crecía, esos libros de historias bíblicas se hicieron parte de mi biblioteca. Los leo de nuevo y aprendo tanto. Después los leo mientras los busco en mi Biblia. Aprendí las historias de la Biblia como aprendí a resolver un problema matemático – un paso a la vez. Eso es cómo aprendemos lo qué está en la Palabra de Dios.

Tómalo un paso a la vez. Yo empecé con un libro de cuentos bíblicos. Empieza con lo que te interesa. Después, pide a Dios que te ayude a entender. Ora con tus hijos que Dios los cuide y los ayude a aprender. Hazlo una costumbre diaria, ya sea por la mañana o por la noche. ¡Te garantizo que es una de las MEJORES costumbres que puedes empezar!

Crystal Wacker
Jefa de Redacción

Puede encontrar este artículo y más en la Edición de Reach UP: Otoño 2011

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